
Fue un compositor, organista, clavecinista, violinista, violista, maestro de capilla y cantor alemán del período barroco, el miembro más importante de una de las familias de músicos más destacadas de la historia, con más de 35 compositores famosos y muchos intérpretes destacados.
Su reputación como organista y clavecinista era legendaria, con fama en toda Europa por su gran técnica y capacidad de improvisar música al teclado. Además del órgano y del clavecín, tocaba el violín y la viola de gamba.
Su fecunda obra es considerada como la cumbre de la música barroca; destaca en ella su profundidad intelectual, su perfección técnica y su belleza artística, además de la síntesis de los diversos estilos internacionales de su época y del pasado y su incomparable extensión. Bach es considerado el último gran maestro del arte del contrapunto, donde es la fuente de inspiración e influencia para posteriores compositores y músicos desde Wolfgang Amadeus Mozart pasando por Arnold Schönberg, hasta nuestros días.
Sus obras más importantes están entre las más destacadas de la música clásica europea y de la música universal. Entre ellas se encuentran los Conciertos de Brandeburgo, El clave bien temperado, la Misa en si menor, la Pasión según san Mateo, El arte de la fuga, Ofrenda musical, las Variaciones Goldberg, la Tocata y fuga en re menor, varios ciclos de cantatas, el Concierto italiano, la Obertura francesa, las Suites para violonchelo solo, las Sonatas y partitas para violín solo y las Suites para orquesta.
Bach compuso para la mayoría de instrumentos de su época. Durante toda su vida trató de mejorar sus obras corrigiéndolas y perfeccionándolas, y nunca se dejó influir por las opiniones del público. Creía que el artista podía educar al público y no aceptaba realizar piezas facilistas para lograr aceptación.
Los cantantes se quejaban de la dificultad de su música de iglesia sobre todo en la composición de sus coros llenos de esplendor y solemnidad. Su manera de unir unas con otras las distintas voces del órgano, o sea, su manera de usar los registros, era tan fuera de lo común que muchos organistas y constructores de órganos se asustaban cuando lo veían emplear los registros.
Cuando, en 1747, observó los planos del nuevo teatro de la ópera en Berlín, enseguida descubrió cuanto era bueno o defectuoso con relación al efecto sonoro en el recinto. Podía tocar un mismo tema, en el órgano, sin parar, convirtiéndolo en un preludio, luego una fuga, luego un trío, luego un cuarteto y si quería en un coral en tres o cuatro voces del modo más variado sin abandonar el mismo tema. Se lo llamaba a menudo para examinar a candidatos a organistas o nuevo órganos.
A sus contemporáneos (como el compositor Joahnn Adolf Scheibe) las piezas de Bach les resultaban extremadamente difíciles de ejecutar, por sus ampulosos ornamentos y los adornos enredados, con todas las voces sonando simultáneamente y con la misma dificultad, sin que se reconociera en ellas ninguna voz principal. Las voces salen juntas de su sitio, se separan en el camino y se encuentran de nuevo en la meta misma.
Componía sus obras con un estilo totalmente puro y cada pieza tiene una completa unidad de carácter, con ritmo, melodía y armonía propias. Su método procedía progresivamente, paso a paso, de lo más fácil a lo más difícil. Bach nunca escribió nada teórico sobre música, su enseñanza sólo llegó a la posteridad a través de sus discípulos.
Desdeñaba la facilidad, nunca se inclinó hacia lo fácil y gracioso, nunca compuso una fuga que fuese sencilla o un pasaje obvio o fácil que no estuviese recargado por acompañamientos rudos y difíciles.
Al componer, Bach infringía muy ocasionalmente, por razones artísticas, las reglas tradicionales establecidas, como la prohibición de octavas y quintas paralelas o la duplicación de la sensible. Otros rasgos sobresalientes de su estilo fueron la cuidadísima conducción de las voces en su contrapunto (ninguna de ellas carecía jamás de interés propio), el carácter siempre polifónico de su escritura (incluso, paradójicamente, cuando escribe a una sola voz, pues esta lleva implícitas varias voces reales que suenan alternando en notas sucesivas) y la enorme y sistemática variedad de su invención, como en los temas de fuga o en las texturas de sus preludios.
Bach compuso para la mayoría de instrumentos de su época. Durante toda su vida trató de mejorar sus obras corrigiéndolas y perfeccionándolas, y nunca se dejó influir por las opiniones del público. Creía que el artista podía educar al público y no aceptaba realizar piezas facilistas para lograr aceptación.
Los cantantes se quejaban de la dificultad de su música de iglesia sobre todo en la composición de sus coros llenos de esplendor y solemnidad. Su manera de unir unas con otras las distintas voces del órgano, o sea, su manera de usar los registros, era tan fuera de lo común que muchos organistas y constructores de órganos se asustaban cuando lo veían emplear los registros.
Cuando, en 1747, observó los planos del nuevo teatro de la ópera en Berlín, enseguida descubrió cuanto era bueno o defectuoso con relación al efecto sonoro en el recinto. Podía tocar un mismo tema, en el órgano, sin parar, convirtiéndolo en un preludio, luego una fuga, luego un trío, luego un cuarteto y si quería en un coral en tres o cuatro voces del modo más variado sin abandonar el mismo tema. Se lo llamaba a menudo para examinar a candidatos a organistas o nuevo órganos.
A sus contemporáneos (como el compositor Joahnn Adolf Scheibe) las piezas de Bach les resultaban extremadamente difíciles de ejecutar, por sus ampulosos ornamentos y los adornos enredados, con todas las voces sonando simultáneamente y con la misma dificultad, sin que se reconociera en ellas ninguna voz principal. Las voces salen juntas de su sitio, se separan en el camino y se encuentran de nuevo en la meta misma.
Componía sus obras con un estilo totalmente puro y cada pieza tiene una completa unidad de carácter, con ritmo, melodía y armonía propias. Su método procedía progresivamente, paso a paso, de lo más fácil a lo más difícil. Bach nunca escribió nada teórico sobre música, su enseñanza sólo llegó a la posteridad a través de sus discípulos.
Desdeñaba la facilidad, nunca se inclinó hacia lo fácil y gracioso, nunca compuso una fuga que fuese sencilla o un pasaje obvio o fácil que no estuviese recargado por acompañamientos rudos y difíciles.
Al componer, Bach infringía muy ocasionalmente, por razones artísticas, las reglas tradicionales establecidas, como la prohibición de octavas y quintas paralelas o la duplicación de la sensible. Otros rasgos sobresalientes de su estilo fueron la cuidadísima conducción de las voces en su contrapunto (ninguna de ellas carecía jamás de interés propio), el carácter siempre polifónico de su escritura (incluso, paradójicamente, cuando escribe a una sola voz, pues esta lleva implícitas varias voces reales que suenan alternando en notas sucesivas) y la enorme y sistemática variedad de su invención, como en los temas de fuga o en las texturas de sus preludios.
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